20120731

Synthetica.


¿De qué podré hablar?...
Ya no hago entradas en inglés. Supongo que no me salen naturalmente, me es obviamente menos complicado relatarlas en mi idioma materno.
He aprendido a manejar por mi cuenta y ya domino mejor el miedo de ir por vías de tránsito muy rápido. “Rápido” en el sentido de 110 km/h como máximo, pero aún así se puede sentir la adrenalina cuando se es alguien sin mucha experiencia. Es como todavía no desarrollarle tolerancia a la experiencia, como ocurre con el cigarro, alcohol y drogas, sólo que en este escenario no introduzco otra sustancia tóxica a mi organismo mas que endorfinas y a veces, si tengo suerte, adrenalina. Encuentro relajante y altamente entretenido ser ahora el que se sienta en el asiento del conductor. Es mejor cuando manejo sin nadie más que esté influyéndome constantemente sobre cómo debería de girar el volante y presionar el pedal del acelerador; simplemente soy yo. He estado ahora viniendo al café Starbucks que me queda cerca (13 kms.) diariamente porque en mi casa ya no hay internet, ¡y ni se diga de mi habitación: allí no entran señales ni de vida extraterrestre!
Hace poco, todavía aquí en el café, se me acercó misteriosa y desgraciadamente incómodamente una niña de buena apariencia, de mi estatura y edad. Fui un cobarde. No pude permitirme abrir la conversación. Obviamente estaba coqueteando conmigo, pero de la manera más seria y todavía digna posible: girada hacia la salida pero cada vez más hacia mí (estaba del otro lado de la barra), jugando con su pelo esponjado, rizado, castaño claro, rebelde y diferente pero aún bien parecido. Su rostro era como de porcelana, como el de una estatua. Ahora vengo también con las vanas esperanzas de volvérmela a encontrar y aparte tener la oportunidad de abrir la conversación que debí comenzar en aquel momento. Pensaba que, cuando llegara Ella, yo me daría cuenta enseguida y perdería el aliento. Pues tal vez no sea tan fácil reconocerla, tal vez tenga que abrir paso a la experiencia de la plática, intercambio de palabras, gestos y lo que falta. También ayer conocí, por acción propia, a un tipo llamado Miguel, el cual me daba curiosidad por acercármele desde casi la primera vez que visité este lugar. Resultó aparentar ser un buen tipo, creo que puede ser mi amigo. Creo que por fin puedo tener un nuevo y real amigo, pero recuerdo que no puedo dejarme llevar tan fácilmente en este mundo de ilusiones y desilusiones.
He estado contemplando las series de Avatar, las de anime y no la película famosísima de James Cameron. Me ayudan a alejarme algo de mi realidad, olvidar mis problemas. Es como admirar un buen retrato de un paisaje, bien pintado por algún artista tradicionalista pero inteligente. Son buenos momentos, delicados y relativos. Fugaces.
Sigo esperando el día en que las cosas cambien. Por ejemplo mi estatus mental… ni se diga de mi cuerpo. No me gusta este mundo.

Avisté un 666. What the fuck.

20120718

Oneironavigation



I feel desperate to become a true oneironaut, and a master of the art. There could appear a Teacher to instruct me! Such opportunities are ghostly. Anyway, I'm blocking myself to be that, but I don't know how. I can't just go sit on my studio desk's chair and study because of these mental problems. I wish I had some kind of mentor to whom which I could talk about these things and more, about everything!, and he was like a real friend, psychologist and healer to me. I have Dumbledore, Merlin and Gandalf in mind when I come to think about it. Or a guardian angel! But reality is too depressing to give me such blessings... The video above talks about lucid dreaming, commenting about the subject as a concept. It felt great that they included my personal cult-movie "Waking Life", Vanilla Sky and a scene of Dr. LaBerge, from which I bought a course. Super profundo on the early eve of your day. Until next time.111

20120709

The Silent Dove in Distant Lands Will Come Pick You Off Those Shattered Grounds and Fly You Away to Heartsland

Este teclado es un chiste (igualmente la computadora, que parece ser de los 90's) y no me siento muy bilingüe en estos momentos. Actualmente estoy en la capial. El plan era visitar el lugar para una cita con la podóloga, debido a mi problema crónico de uñas encarnadas. La noche e ayer fue cundo llegué y no dormí. Es muy fácil criticarlo pero mela pasé en mi computadora (bendita, pero a veces no tanto). Creo que también vi algo de "porno". No lo recuerdo bien, me parece que fue en uno de los días anteriores; en fin, siempre acabo sintiéndome violado mentalmente cuando elijo ver esa clase de material tan mezquino, mentiroso y manipulador. Mi madre me mandó despertarla a las 5:30 am porque convenientemente eligió irnos el mismo día que la cita. En algo estaba mentalmente bloqueado que no preparé mis cosas a empacar con anticipación, por lo que salí bastante apurado (como siempre en mi vida), aparte de nervioso por no poder evitar pensar en el dolor que tuve que soportar la vez anterior. Pensaba en qué gadgets traer conmigo, más que en ropa o cosas por el estilo. Se suponía que nos íbamos el siguiente día, mi madre y yo, pero no creo que eso me sriva de pretexto válido como para justificarme no haber traído un cepillo de dientes, por ejemplo. Salgo al área exterior a mi casa, tratando de pensar o despejar mi mente, qué se yo, al mismo tiempo tal vez; trataba de orar, sea como pudiése (porque no conozco un método efectivo y que sea de mi agrado, y el personal no me da la impresión de ser bueno para el trabajo, ni siquiera tengo un método específico). Veía las estrellas sólamente, sin llegar a apreciarlas de una manera más profunda, que sería algo que me vendría muy bien. En el taxi sentía como que volaba, viendo el paisaje con la comodidad de ser "copiloto" sin cinturón de seguridad, ¿para qué ponérmelo, de todos modos?, sinceramente me daba igual. Era una mañana bonita, más el cielo que otra cosa, y el paisaje era típico siendo desértico, en los aspectos que se te ocurran. El taxista era amigable, y era extraño también porque no puso la radio en una de las estaciones mediocres tan comunes que escuchan los de su profesión. Llegando a la terminal me encontré con los principios del bullicio inminente. Decidí Primera Plus, la línea supuestamente más confiable, pero también más paranóica e insensible tal vez. La primera parte de mi desayuno fue un café latte. Creo que me lo vendieron demasiado cargado porque, reflexionando más tarde, pienso que eso fue lo que disparó el ataque de pánico que tuve que soportar a solas casi todo el maldto día, y digo "a solas" porque mi madre y su indignante apatía no deberían de contar como ayuda, sino más bien como molestia añadida, como incremento en el nivel de dificultad de la situación. Recuerdo también que de nuevo llegó el nerviosismo de andar "entre el sí y el no" con respecto a comprarme la evista "H" para adultos, que ya me causaba tanta curiosidad. No lo hice finalmente, en su lugar me compré una tipo catálogo de los modelos de coches en el mercado actual. "¿Cómo va todo?" --le pregunto a la chava de la caja, que me parecia tan desolada--, "¿Qué dices?", me responde confundida, pero al final me dijo que bien porque no le quedaba de otra, aunque me despidió con una sonrisa que mi espalda alcanzó a ver. Joder.
Segunda vez que elegía el asiento número 13, supongo que por curiosidad, por intentar relacionarme a Roxas o simplemente como gesto de combate al miedo que se le asocia. No sé, tal vez todo eso a la vez. Era el asiento de la ventana izquierda, y no tardó en llegar mi acompañante desconocido, junto con sus padres, creo. Ellos decidieron que se sentara allí, a mi lado (claro que no a drede como para entablar una plática de empatía con la soledad que demostré silenciosamente a lo largo de lo que parecieron esas 3 horas de incomodidad armoniosa). Pues sí, era una chavala. Parecía que era de mi estatura, edad y atracción sexual. Eso es todo, porque de apariencia no me agradaba (no es por ser racista pero no creo que a todo mundo le enamoren las morenas con anteojos, vestidas de tianguis-fashion). La experiencia en el autobús se trató principalmente de lidiar con la incertidumbre de conocerla o no, lo que habria sido hipotético y hasta utópico tomando en cuenta que mis ánimos eran los de una lombriz (¿sabías que no conocen la felicidad, y que el dicho es más bromita infantil que nada?). Paisaje, cerrar cortina debido a la luz directa e incómoda del sol, jugar con el DS, examinarla con mi vista periférica por cobardía. Noté varias veces que expresaba corporalmente lo que creía eran gestos de interés: los brazos acomodados en pico invertido con las manos en la entrepiena, piernas cruzadas y eso. Hubo una vez en la que comenzó a jugar con la trenza de su pelo DE MI LADO. A veces suspiraba, pero mi parte favorita fue cuando se acomodó de tal manera que estaba estirada y viendo al lado contrario, por lo que fugazmente podía observar su cuerpo, más que nada los jeans justos. Era plana. Como siempre, el chofer elegía casi-casi al azar de entre su lista de peliculas, y tocó una que no merece ser recordada, porque evidentemente no la recuerdo. No me interesé ni en ponerme los audífonos que te ofrecía el asiento tan amablemente. El paisaje era mucho mejor, "mejor" en el sentido de alguien que necesita recordar el placer de ver las montañas y los mares.
Los gamers han de comprenderme cuando digo que se siente extraño que te ovserven jugar algo y que de pronto uno se vuelve más consciente de su apariencia a la hora de mover los dedos y haeer gestos, debería de ser fascinante, pero es una semi-lástima que no lo llegue a ser para mí, nada más incómodo. Ya había previsto una y otra vez, siendo realista (o "pesimista", si así lo quieres interpretar) que no ocurriría más que silencio, fantasías utópicas y la visión de ella levantándose sin siquiera mirarme e irse por su camino y no verla de nuevo, jamás. Ya me ha ocurrido antes,y con niñas que tienen un impacto mucho más melancólico y lamentable cuando ocurre ese caso, es decir, cada exclusiva e irónica vez. "Irónica" porque siempre me las encuentro en momentos inaccesibles o súmamente difíciles de ganar para mí.
Luego sigue la parte del metro en la que siento que me muero por dentro y pequeño entre el mundo de las calles y los infinitos extraños a los que debo de amar y prestarles empatía con respecto a sus vidas porque también son importantes y deben interesarme pero soportar su frialdad apática porque no saben lo que hacen... Sólo seguía a mi madre porque era ella la que estaba más ubicada y sabía a dónde ir, mientras tanto, yo me sentía una vez más con la sensación de inapacidad para analizar y sinónimos en común. La muchacha que llamó estúpida a esa madre cargando a su bebé, mientras intentó salir rápidamente a través de las puertas de metal y mecanismos que no te prestan atención. Irónicamente la muchacha se vistió de blanco, como si debiera de interpretarla sin juicios o algo así. La madre no hizo más que responderle con una mirada de "no me importas" tan rápida como el momento que logré avistar, tan rápida como el soporte de las personillas que alguna vez aprecié como amigos potenciales. Subir las escaleras era como una expresión de la vida en la que me daba una probada de su desconocimiento total de la palabra misericorida. No recuerdo el antónimo, tal vez sea porque casi son ya las 4 am (pero no importa porque dormí todo el día tan significativo de ayer).
La cita con la podóloga resultó mejor de lo que temía, aunque no había previsto que los del restaurante no me hayan querido prestar su baño. Veo el restaurante desde afuera, pero el par de empleados de la entrada ya habíanse puesto como en posición de guardias que te ven un poco para abajo. Doy los primeros pasos hacia adentro y la pendeja me recibe con un hipócrita "¿Sí? ¿Qué necesitas?". Me responde que los baños están siendo limpiados, pero de colmo me informa que todavía no abren. Sólo me creo eso si considero que estaban totalmente vacíos, porque las putas puertas estaban abiertas, digo, que buena manera de justificar su propia misera. Evidentemente llego a los baños y, oh sorpresa, estaban vacíos también. El emplado que los limpiaba debió ser el Fantasma de la Opera mexicano. Salí algo aliviado, con 3 visitas de un fulano o dos que pasaban a revisar por la mirilla de la puerta que, efectivamente, no hubiera plantado una bomba que haya traído por allí escondida en los bolsillos o dentro de la mochila. Digo, ¡el restaurante tenía que ser destruído, tantos meses de planeación tenían que ya ser puestos en práctica!. Qué chusma de mequetrefes seguramente sin futuro más brillante que el foco que cuelga sin pantalla y a-cable-suelto en sus techos despintados de cemento Cruz Azul. Ni siquiera debería darles la importancia de ser mencionados, ¿pero qué hago al respecto?, ¿aparentar que no pasa nada con mis brazos cruzados?
Llegué afuera del departamento de Mauricio en taxi, bueno, casi, porque el último tramo corto lo caminé viendo el suelo y sin sospechar que mis audífonos los estuve arrastando. Supongo que me concentré demasiado en el paisaje y los peatones. "¡Mauricio!", grito 3 veces alargadamente, responde la sirvienta para saber quién es, y en cuanto me ve dice que ahorita baja. Nos saludamos con un abrazo mal posicionado y unas palmadas en la espalda. Le platico casi automáticamente lo que va de mi día, y que acababa de pasar por lo peor de mi ataque de ansiedad, aunque creo que lo que entendió fue alguien platicándole la escena de una película que vi en el cine ayer. Había estado pensando en conseguir el famoso "Remedio de Rescate" en una tienda naturista. Es una "pócima" que combina, en parte, las flores de Bach, lo que pareció importarle más al taxista. Pues llego al departamento y no tardo en avistar a Memo, el mejor amigo de Mauricio, durmiendo en su misma cama, y la sensación automática de no merecer la debida atención o al menos en un rato. Intento ignorar la sospecha.
El resto del día no creo que merezca ser contado, pero desde que tal parece que lo único que hago en este blog es quejarme (mi cerebro no da para temas, opiniones, reflexiones más trascendentes o poéticos), creo que lo contaré. A ver si lo relato breve, tengo que dormir ya y este teclado es cansado con su actitud de crearte typos a toda costa. Sólo recuerdo intentar integrarme al duo, a sus risitas, chistesillos y carcajadas (la historia de mi vida con los amigos). Las muchas veces en las que parecían olvidar el hecho de mi presencia. Digo, me parece más que indignante haber llegado a visitar a mi amigo más cercano, considerando que casi nunca lo veo (y no lo digo como comentan dos amigos que viven en la misma ciudad pero usan el dicho de pretexto para no sé qué, con eso me refiero a que viajé cientos de kilómetros para verlo por 2 días, y que lo conozco casi desde que tengo memoria) y que le parezca muy fácil añadirme a su incremento de autoestima más como idea que individuo verdadero, que no le sea un problema tan siquiera ponerse a pensar en el asunto, esa ausencia de siquiera consideración tan desilusionante y que quita el aliento. Hasta ahora sólo eran mis problemas de autoestima y sus dramatismos, pero debo mencionar que ni siquiera me quedé  dormir la noche allí, no lo habría soportado con cordura --entre el ruido y desmadre del par de perros y gemelos, la carencia de privacidad alguna y de consideración de la sirvienta y aparentemente todos en esa pocilga. Con mencionar que la solución de Iliana fue tan fácil como darme una cerveza, en lugar de considerar llamarle a un doctor, digo, ¿es una adulta?-- Sí, sólo recuerdo esa sensación de fácil olvido y apatía hacia mí. La sirvienta Rosita, que seguramente es otra televidente más de telenovelas de Televisa y allí radica su intelecto; creo que se atreve a pensar que a Mauricio lo conocí en una fiesta y, por razones que desconzco, es tan genial que viajo desde Querétaro a visitarlo mensualmente desde Mayo, digo, teniendo en cuenta que escuchó que vengo de Querétaro porque de otra manera no lo habría sabido, a pesar de que podría acercarse preguntar mi nombre, al menos. Vaya, recuerdo su desprecio irracional hasta en su tono de voz, pero su cobardía para expresarme con la boca que le dio el creador que no le agrado, sólo su actitud de ingorarme. Los perros, que les daba igual si los acariciaba a que si no. Los gemelos habían llegado de su operación de extracción de adenoides y casi ni los vi.
Más tarde de mi llegada decidí acostarme en la cama de Mauricio, ya que no me quedaba otra opción para calmar esa sensación enferma dentro del pecho, la dificultad para respirar y el punto de vista sacado de la mente de Alfonso Cuarón. El par (porque no puedo reconocerlos individualmente) llegó a platicar al cuarto, decidí unírmeles porque ni con los audífonos aislantes que tocaban a Radiohead podía sacarlos de mi consciencia, aunque también no me pareció mala idea en el momento. Le había preguntado antes que todo a Mauricio que cuál era su plan, demostando que me interesba convivir con él. y me dijo que no podía salir por sus hermanos, sea lo que haya tenido que hacer pero no lo logré identificar con exactitud. Le había hecho saber desde antes que me gustaría ir al sushi con él, o al Starbucks a platicar, y tuve la consideración de hacerle entender también que aceptaba que Memo nos acompañara (no creo que haya podido apreciar que quería estar sólo con él, y como sabía que aunque se diera cuenta para él Memo era más importante, dije tal cosa). Le comenté que había traído conmigo el juego de Kingdom Hearts y me interesaba que lo conociera, y me dijo que le interesaba pero no me lo recordó, sólo a mi desilución.
Atardeciendo el día, la situación llegó a evidenciarme apartado de ellos, y no fue por placer ni tampoco era sospecha. Algo ocurrió (más bien "todo" ocurrió) que acabé acostado en el sofá frente a la ventana, sin moverme, sin hablar, sin sentir. Recuerdo que había intentado dormir pero llegaron a sonar las bocinas de la computadora con su música y hacer su pequeño desmadre desconsiderado, tomando en cuenta que SABÍAN que me sentía mal e intentaba dormir. Estaba la sala, mierda, estaba la maldita calle ya de plano. El baño. En fin, escucho que Iliana llama a su primogénito y la obviedad era evidente en cuanto a que le llamaba la atención para que luego tuviera que fingir que sí me tomaba en cuenta. No escuché lo que planearon, pero sí al momento y antes, a la hora de comer, me preguntaron que si y había visto la película de Spiderman en el cine. Pues esa fue su ingeniosa solución: llevarme a distraer y olvidar lo que ocurrió con la pantalla grande, y no sabía que Mauricio invitaría a más amigos aún, para hacerme sentir todavía más especial. El duo recuerda que sí existo y no era alucinación y me visitan al sofá. Fue visita de 5 segundos porque se acabó cuando le dije a Mauricio que no me tocara. Digo, de la nada puso sus manos en mi cabeza, después de llegarma a "re-animar" hablando como pseudo-stoners los dos, ¿y eso qué significa o qué? "Discúlpame", me responde ofendido e irritado, porque fui todo un imbécil al no someterme a pretender que todo estaba bien y volverme parte de su mundito de amigos extras, con suerte secundarios.
No había previsto que llegaría a casa de mi tia a dormir, en el sentido que no lo consideraba posible o viable, pero en efecto lo fue debido a la amabilidad de Alex que no sólo platicó a solas el asunto conmigo, sino que me llevó en su coche. Esa plática acabó siendo más que nada un intento de apatía y hacerme sentir escuchado. Noté que habí algo mal cuando se negó a aceptar lo que siento hacia mi madre, y pues era obvia su posición en el dilema, casi un padre: es decir, elegí esa persona para expresar lo sucedido, y quejarme de Mauricio, siendo éste méramente su hijo adoptivo. No contaba con alguien más que mí, pero sé que eso no era suficiente.
Me desvelo. Creo que he aprendido a sobrellevar la melancolía que me es estar alejado inmensamente de una realidad de la que me quieren convencer fuertemente de su utopía, y de mi locura si creo que puedo accederla. Encuentro ya que es en vano re-describir y re-definir esas personas especiales e importantes que busco, y me califican de materialista y desagradecido al escuchar los objetos que anhelo tener. Me fruncen el ceño o levantan la ceja si escuchan qué persona busco ser, y suspiran en molestia cuando oyen los problemas con los que tengo que lidiar en las sombras y el silencio. Ojalá vayamos a desayunar a Le Pain Quotidien. No me queda de otra más que leer el libro que traje conmigo porque a mis dos gadgets se les terminó la pila y no empaqué los cargadores debido a la idea de que no estaríamos aquí por mucho tiempo. Sólo me queda intentar leer, intentar creer que puedo. Me gustaría ir al cine con mi ángel. Me desespera la incertidumbre de por cuánto tiempo más tendré que soportar la carga de mi vida como se encuentra ahora, y ha sido por tanto tiempo. Se me acaba el espacio y la disposición de seguir relatándome mientras mi subconsciente se aferra al dolor de tener en sus manos el intento fallido de escritor que soy.

COMO UNA ABDUCCIÓN DIVINA AL MÁS ALLÁ.